Lo mismo que llegó, se fue, la Semana grande se aleja de nosotros, es irremediable, ya no hay nada que hacer. Imágenes en sus capillas, bordados e insignias en sus vitrinas, candelería almacenada para su limpieza y túnicas por lavar. Eso es lo que queda de una intensa Semana Santa, pero no hay tristeza como otros años, hay satisfacción y una sensación de buen ambiente al estar todo en su sitio, vuelta a la rutina y preparación de un nuevo año con muy buenos proyectos.
Esta foto refleja los restos de la Semana Santa, un incensario que salió malogrado el Miércoles Santo y un cirio sin luz.
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