En la intimidad de la
mañana del Martes Santo cuando la suerte está echada llegó a la Catedral de
Almería Adolfo Martín Escudero, de profesión ganadero.
Lo que le movía a estar frente a la Virgen de la Merced sólo
lo saben él y la Santísima Virgen de la Merced, la de Almería, podía haber sido
cualquier otra, o no.
Las casualidades de la vida quisieron que el pasado 24 de
Septiembre, onomástica de la Santísima Virgen redentora de Cautivos, sufriera
un accidente en su ganadería, pero la Virgen de la Merced, protegiéndole bajo
su manto azul lo reconfortó de tal manera que al encontrarse mejor de salud
prometió desplazarse hasta a Almería para agradecerle a la Virgen la gracia
concecida de recuperarse de su accidente.
En la intimidad de unos cuatro se presentó Adolfo Martín
frente a la Señora y notablemente emocionado agradeció a la Hermandad la buena
acogida y llevó consigo un cirio e la candelería, el que más cerquita estuvo de
su bendita saya, de su bendita mano cubierta por un fino pañuelo de encaje.
Otra historia más de las cofradías y el mundo taurino.
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