jueves, 31 de mayo de 2012

A diario

En una taquilla de un polígono cercano al barrio que da nombre a nuestra casa aguardan la Virgen del Mar, varios Cármenes, la de Pescadería y la de las Huertas, la Merced, el Prendimiento y el Cautivo, la Virgen del Rocío y San Indalecio.
Aguardan callados esperando su momento, el de la oración, el de la súplica diaria y tempranera, que no falte el trabajo, que la familia siga bien, que se puedan levantar todos las mañanas para afrontar un nuevo día.
Confesores de tantos en tantas decisiones y momentos y por muchos años más.

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