lunes, 5 de julio de 2010

La habitación del bordao


Hace unos años, donde hoy está esta nueva puerta había otra que en los últimos años estaba pintada de azul, y donde más hilos en oro, plata y sedas hubo en toda la casa de Hermandad. Allí pasaba la tarde mi tia Carmen junto a otras mujeres de la hermandad cuando el taller de bordao echó a andar, y mientras esas mujeres hilaban escudo tras escudo los niños correteábamos por esa segunda planta y hacíamos temblar los cimientos carrera arriba, carrera abajo. Por aquellos entonces el inquilino simpático y su perro nos recibían con alegría, mientras nosotros abríamos cajones y desenvolvíamos las bobinas que se guardaban en latas con olor a alcanfor. En la habitación del bordado había un calendario del Cautivo de Málaga y muchos recuerdos de la Hermana Teresa, la mentora de mi tia Carmen en esto del bordao, también había un balcón, al que se nos tenía prohibido salir, por eso del mal estado, hoy puedes salir, ver cofradías pasar y hasta saltar, pero esto ya son otros años.

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