viernes, 13 de junio de 2008

Solís

Allí nacieron, alli vivieron, alli se forjó su infancia. Antaño con el número cinco, número exacto de los que vieron la primera luz bajo ese techo, ahora un nueve cuelga a la derecha del sobrio portón de piedra de cantería.

De allí también venimos, una larga saga que sigue creciendo.

Jugaron en los alrededores de Solís, para luego emigrar a Séneca, pero sus juegos, sus peleas, sus procesiones y sus altares fueron siempre entorno a la Catedral, corretearon por la escalera que da al Patio de Bendicho, y no imaginarían que años después esa Casa sería el Centro y la Ilusión de sus vidas, la ilusión de la Hermandad de la que cogieron el testigo.

Las hogueras de San Juan en la pequeña plaza que da tributo a Celia viñas, las procesiones y altares con cajas de cartón…

Por eso digo que ya se les veía venir…

P/D: Ahora, sólo es un restaurante italiano, Piazza di Spagna, al cual por cierto mi padre quiere invitarnos a comer, para volver al lugar de donde un día salieron para no ir muy lejos- Real -Real -Rinconcito de la Almedina.

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