Hace unos días en Almería Cofrade se comentaba el trato por parte de las Hermandades a sus enseres, no nombro las imágenes porque no las considero como tal.
Desde que ingresé en la Junta Directiva de mi Hermandad, El Prendimiento, a parte de las responsabilidades del cargo que ostento, se me viene llamando “La niña del Trapo”, y no es por otra cosa que por ese afán de cuidado extremo y limpieza para su buena conservación que veo por parte de los Priostes de la Hermandad, bien es cierto que eso lo llevo viendo desde pequeña, la limpieza del Pan de oro, con suaves pasadas de Plumero, los trapos suaves y sin asperezas para los distintos metales, ya sea plata, alpaca o metal sobredorado.
Es un legado que se está dejando en el Prendimiento, es más, desde hace un par de años, los jóvenes de la Hermandad nos hacemos cargo de la limpieza y preparación de la mayoría de los enseres de la Hermandad, dando un respiro a aquellos que llevan 30 años, Cuaresma tras Cuaresma.
Es una especie de ritual, el Miércoles Santo todo tiene que lucir en su máximo esplendor, y me enorgullece haber sido parte de ello, de haber aprendido de verdaderos maestros como son mi Tío Ico y Luís Pardo por decir algunos nombres, personas que se desviven, personas a las que les agrada ver que hay gente para retomar el trabajo, y personas que ante todo aman a su Hermandad por encima de todo.
Es nuestro Patrimonio, aquel ganado a base de muchas Cruces de Mayo y de noches en vela vendiendo estampicas en un Cerro Perdido de Almería, el esfuerzo de unos pocos para el disfrute de otros muchos, por todo esto conservémoslo, para el futuro, nuestro futuro, los que venimos desde atrás.
Desde que ingresé en la Junta Directiva de mi Hermandad, El Prendimiento, a parte de las responsabilidades del cargo que ostento, se me viene llamando “La niña del Trapo”, y no es por otra cosa que por ese afán de cuidado extremo y limpieza para su buena conservación que veo por parte de los Priostes de la Hermandad, bien es cierto que eso lo llevo viendo desde pequeña, la limpieza del Pan de oro, con suaves pasadas de Plumero, los trapos suaves y sin asperezas para los distintos metales, ya sea plata, alpaca o metal sobredorado.
Es un legado que se está dejando en el Prendimiento, es más, desde hace un par de años, los jóvenes de la Hermandad nos hacemos cargo de la limpieza y preparación de la mayoría de los enseres de la Hermandad, dando un respiro a aquellos que llevan 30 años, Cuaresma tras Cuaresma.
Es una especie de ritual, el Miércoles Santo todo tiene que lucir en su máximo esplendor, y me enorgullece haber sido parte de ello, de haber aprendido de verdaderos maestros como son mi Tío Ico y Luís Pardo por decir algunos nombres, personas que se desviven, personas a las que les agrada ver que hay gente para retomar el trabajo, y personas que ante todo aman a su Hermandad por encima de todo.
Es nuestro Patrimonio, aquel ganado a base de muchas Cruces de Mayo y de noches en vela vendiendo estampicas en un Cerro Perdido de Almería, el esfuerzo de unos pocos para el disfrute de otros muchos, por todo esto conservémoslo, para el futuro, nuestro futuro, los que venimos desde atrás.
4 comentarios:
"..el esfuerzo de unos pocos para el disfrute de otros muchos, por todo esto conservémoslo, para el futuro, nuestro futuro, los que venimos desde atrás"
Cierto.
Un saludo.
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Gracias por tu comentario.
Un saludo
Si todas las hermandades cuidaran su patrimonio tal y como lo hace la hermandad del Prendimiento, otro gallo nos cantaria. La semana Grande ganaria enteros, y disfrutariamos mas, la pena es que copiamos siempre lo que no se tiene que copiar y no somos capaces de mirarnos un poco el ombligo. La gente estamos de paso pero el patrimonio de una hermandad es su vida y es lo que se queda.
Un abrazo.
LLveas toda la razón, pero aún sigo sin entender, como algo que cuesta tanto trabajo adquirirlo no se conserva como se merece, y hay muuuchos casos.
Un saludo
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